¡Os casáis! Y ahora toca buscar fotógrafo... pero de repente empezáis a ver un montón de cosas nuevas que no sabíais ni que existían. Entre ellas, seguro que os suenan la sesión de preboda y la postboda, que están cada vez más de moda.

Tranquilos, que aquí os explico todo lo que necesitáis saber sobre la sesión de preboda, sin complicaciones.

Seguro que más de una vez os habéis preguntado: “¿Y eso de la preboda qué es exactamente?” Se trata de una sesión de fotos en pareja que se hace antes del gran día. Podría parecer una sesión cualquiera, pero tiene un valor especial y un montón de posibilidades, si sabéis cómo aprovecharla.

Y justo para eso estoy yo, para ayudaros a sacarle todo el partido a vuestra sesión de preboda, y que os llevéis unas fotos que os encanten

Puede que al principio no lo tengas del todo claro, pero esta sesión previa a la boda tiene un valor enorme. Más allá de obtener unas fotos preciosas, el verdadero objetivo es que nos conozcamos mejor y que podáis sentiros cómodos tanto conmigo como con la cámara. La mayoría de las parejas nunca se han puesto delante del objetivo de forma profesional, y es normal sentirse un poco cortado al principio. Por eso, la preboda es una excelente oportunidad para romper el hielo y dejar los nervios atrás.

El día de la boda, esa conexión marcará la diferencia. Ya no seré alguien ajeno que aparece con una cámara, sino alguien con quien ya habéis compartido una experiencia divertida, relajada y muy especial. Y eso se nota mucho en el resultado de las fotos.

Además, las imágenes de la preboda tienen muchas utilidades: podéis usarlas para crear un libro de firmas único, decorar el espacio del banquete, diseñar invitaciones personalizadas o incluso hacer un regalo muy emotivo a vuestros seres queridos.

Las opciones son tantas como vuestra imaginación lo permita.

La fecha para la sesión dependerá en gran medida de vuestra disponibilidad y del tipo de entorno que tengáis en mente. Si soñáis con un paisaje otoñal lleno de hojas doradas, será necesario organizar la sesión en esa estación, aunque la boda se celebre meses más tarde, incluso en verano. Personalmente, recomiendo hacerla entre dos y tres meses antes del gran día: así tendréis recuerdos recientes y también el margen necesario para diseñar el libro de firmas, si decidís incluirlo. La primavera es especialmente popular por la belleza natural de los paisajes, que en esa época lucen espectaculares.

Siempre prefiero realizar estas sesiones en las últimas horas del día, aproximadamente un par de horas antes del atardecer, ya que es cuando la luz resulta más cálida y favorecedora. Evito fotografiar al mediodía, cuando la luz es demasiado dura y poco estética.

La elección del lugar para la sesión de preboda es completamente vuestra, y no hay restricciones: puede ser un rincón cercano que os traiga buenos recuerdos o un destino lejano con un significado especial. Para mí, cada nuevo escenario representa una fuente de inspiración distinta, así que estaré encantado de acompañaros donde elijáis. Lo ideal es empezar por definir si os sentís más identificados con un entorno natural o uno urbano. Personalmente, me inclino por los paisajes al aire libre —lo veréis reflejado en muchas de mis fotos—, aunque una ciudad con encanto también puede aportar un toque diferente y contemporáneo.

Si no tenéis claro el sitio, no os preocupéis, puedo proponeros varias alternativas para ayudaros a tomar la mejor decisión. En cualquier caso, lo esencial no es el lugar, sino la conexión entre vosotros, que es lo que realmente dará vida a las imágenes.